Dos años después del enfrentamiento en Texcapilla, Texcaltitlán, la caminata de paz con la que pobladores recordaron a quienes murieron aquel 8 de diciembre no solo es un acto de memoria, sino un recordatorio incómodo de la fragilidad del Estado en regiones golpeadas por el crimen organizado; la valentía comunitaria que hoy se honra nació del hartazgo frente a la extorsión, pero también del vacío institucional que dejó a una población entera enfrentando sola a la violencia, un vacío que persiste mientras ocho personas siguen desaparecidas y las investigaciones no arrojan resultados visibles, pese a los operativos y la presencia de fuerzas de seguridad, porque la paz duradera no se mide en patrullajes, sino en justicia, verdad y la certeza de que una comunidad no volverá a verse obligada a defenderse por cuenta propia.
De la unidad a resultados
El llamado a la unidad que hizo la gobernadora Delfina Gómez Álvarez durante el Primer Informe de Gobierno de la presidenta municipal de Tecámac, Rosa Yolanda Wong Romero, refleja una narrativa recurrente en los actos oficiales: la importancia de trabajar en equipo y dejar de lado las diferencias políticas. El mensaje no es menor en un municipio de crecimiento acelerado, donde los retos en movilidad, servicios y seguridad exigen coordinación real entre niveles de gobierno. Sin embargo, más allá de los discursos de concordia, el desafío para la administración de Wong Romero será traducir esa sintonía política en resultados visibles y sostenibles para la población, especialmente en rubros sensibles como salud, infraestructura y apoyo a las mujeres, pues la ciudadanía no evalúa la transformación por las palabras pronunciadas en un informe, sino por los cambios concretos que logra percibir en su vida cotidiana.

Caminar seguras, más que obras
El avance del programa "Caminemos Seguras" en municipios con Alerta de Violencia de Género responde a una necesidad urgente: recuperar el espacio público para que las mujeres puedan transitar con mayor seguridad. La mejora en iluminación, banquetas y tecnología de vigilancia es un paso en la dirección correcta, pues ataca factores urbanos que facilitan la violencia y la percepción de riesgo. Sin embargo, el verdadero desafío será que estas intervenciones no se queden en obras aisladas, sino que se integren a una política sostenida de mantenimiento, evaluación y prevención del delito.
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