A unas horas de su puesta en marcha oficial, el Colector Solidaridad en Chalco ya mostró señales preocupantes: una manguera reventada provocó inundaciones en calles de las colonias Culturas de México y Jacalones 2. Este incidente no solo exhibe la fragilidad operativa del sistema previo al arranque, sino también una preocupante falta de supervisión técnica. Efraín Morales López, director de Conagua, debe responder no sólo por la calidad de la infraestructura, sino también por la confianza pública que se pierde cuando las obras hídricas comienzan con fallas. El caso del colector en Chalco refleja una constante en el manejo de obras hidráulicas en el Estado de México: proyectos que se inauguran más por calendario que por condiciones reales de funcionamiento. Las inundaciones no pueden seguir siendo parte del paisaje habitual cada temporada de lluvias, mucho menos cuando se anuncian soluciones millonarias que ni siquiera han sido puestas oficialmente en operación. La ciudadanía exige resultados tangibles, no promesas que se diluyen en el lodo.

Efraín Morales López Foto: Especial
Efraín Morales López Foto: Especial

Rescate a El Ángulo

La extracción de 50 toneladas de basura, maleza y azolve en la Presa El Ángulo no es sólo una acción de mantenimiento, sino el reflejo de una omisión prolongada por parte de autoridades municipales y estatales. Aunque la intervención conjunta entre los gobiernos de Cuautitlán Izcalli, encabezado por Daniel Serrano, y Atizapán de Zaragoza, liderado por Pedro Rodríguez, resulta oportuna ante el inicio de la temporada de lluvias, también evidencia una falta de vigilancia sistemática. No se trata de aplaudir la limpieza de un problema que nunca debió crecer a ese nivel, sino de asumir responsabilidades y garantizar un monitoreo permanente de la infraestructura hidráulica. Que la presa estuviera obstruida al punto de provocar saturaciones en el sistema de drenaje habla de algo más que desechos acumulados: revela un sistema de gestión hídrica donde la prevención sigue siendo secundaria frente a la reacción. Tanto Daniel Serrano como Pedro Rodríguez deben pasar de la coordinación puntual a la implementación de políticas públicas continuas que involucren a la ciudadanía, promuevan la separación de residuos y fortalezcan el mantenimiento periódico.

Daniel Serrano, alcalde de Cuautitlán Izcalli
Daniel Serrano, alcalde de Cuautitlán Izcalli

Ruptura en Capulhuac

La creciente inconformidad de los habitantes de Capulhuac con la administración de Selene Hernández Herrera refleja una fractura profunda entre el gobierno municipal y la población. Las acusaciones de malos manejos y, en particular, la denuncia de agresión contra una empleada del DIF no solo compromete la legalidad del mandato de la alcaldesa, sino también su legitimidad social. El anuncio ciudadano de impedir el funcionamiento del Ayuntamiento a partir del lunes es una señal clara de que la paciencia institucional ha llegado a su límite. Cuando una administración local enfrenta señalamientos graves como la violencia laboral y el uso indebido del poder, lo mínimo exigible es una investigación inmediata y transparente. En Capulhuac no se trata solo de resolver una protesta, sino de restablecer la confianza perdida y garantizar que ninguna figura pública esté por encima de la ley. La gobernabilidad no se sostiene con fuerza, sino con credibilidad.

Selene Hernández Herrera Foto: Especial
Selene Hernández Herrera Foto: Especial

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