El arranque del Operativo Invierno 2025-2026 refleja un esfuerzo institucional necesario para brindar seguridad y acompañamiento a las y los migrantes que regresan temporalmente al Estado de México; sin embargo, más allá del despliegue de módulos y escoltas, el reto sigue siendo atacar de raíz los abusos, extorsiones y riesgos que cada año enfrentan quienes vuelven con la esperanza de reunirse con sus familias. Aunque el operativo muestra avances y mayor confianza por parte de la comunidad migrante, mientras existan servidores públicos y grupos delictivos que vean en estas personas una oportunidad de lucro, cualquier medida será insuficiente, por lo que la protección real debe incluir vigilancia efectiva, sanciones ejemplares y una estrategia que coloque la dignidad y seguridad de los migrantes en el centro de la política pública.
Arranca conexión estratégica
El anuncio del nuevo viaducto elevado confirma que la administración de Delfina Gómez apuesta por transformar de fondo la movilidad en el oriente del Valle de México, una zona históricamente relegada en infraestructura. La conexión directa entre Peñón-Texcoco y Aragón puede convertirse en un alivio real para millones de habitantes, siempre y cuando las obras avancen con la planeación, supervisión y transparencia que demandan proyectos de este tamaño. Más allá de los anuncios, el verdadero reto será garantizar que estas inversiones, sumadas a las obras hidráulicas y de seguridad que forman parte del Plan Integral del Oriente, no sólo modernicen la región, sino que ofrezcan soluciones duraderas a problemas crónicos como el tráfico, las inundaciones y la falta de servicios, mostrando que la coordinación entre niveles de gobierno es capaz de traducirse en resultados tangibles para la gente.

Crisis ambiental
La construcción de humedales en los accesos a la Presa Madín es una medida necesaria, pero también un recordatorio de que la crisis ambiental que enfrenta este cuerpo de agua no se resolverá sin decisiones firmes frente a quienes históricamente han contaminado impunemente. Aunque el gobierno municipal reconoce avances en el control del lirio acuático, la verdadera solución sigue siendo detener las descargas residuales de fraccionamientos que crecieron sin planeación y sin responsabilidad ambiental. Si Atizapán quiere garantizar la salud de la presa y del suministro hídrico regional, los humedales deben acompañarse de inspecciones rigurosas, sanciones efectivas y una estrategia metropolitana que reconozca que la conservación del agua no puede depender solo de esfuerzos locales, sino de una coordinación real entre autoridades y desarrolladores que durante años ignoraron el impacto de sus decisiones.
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