Delfina Gómez Álvarez no está en la pasividad. Y si alguien en su gobierno aún lo pensaba, la gobernadora del Estado de México les aclaró, con tres mensajes, directos y contundentes, que está lista para ejercer el poder que le confirieron las urnas los próximos cuatro años. En la presentación de su Segundo Informe ante el Congreso local, y posteriormente ante diversos sectores sociales en el Teatro Morelos, la mandataria habló fuerte. Dejó fuera el protocolo. No necesitó alzar la voz, pero sí dio un gran manotazo sobre la mesa.
Frente al representante presidencial, Mario Delgado Carrillo, y a la secretaria federal de las Mujeres, Citlalli Hernández, que Gómez Álvarez marcó el nuevo rumbo. Ella no exhibió a nadie —porque cada dependencia habló por sí sola con sus números—, pero la gobernadora sí lanzó señales precisas. Y si bien el tono fue institucional, el mensaje fue político, administrativo… y personal.
“No voy a claudicar": Acaba con especulaciones
En primer lugar, despejó dudas y acabó con los rumores que, desde hace meses, han rondado en pasillos políticos y medios: no se va. No buscará otro cargo, ni dejará tirado el proyecto que encabeza en el Estado de México. “No voy a renunciar a esta alta responsabilidad”, dijo claramente. El mensaje no fue para los opositores, de ninguna manera, fue para para los propios, para los integrantes del gabinete, su equipo. Nadie más debe mover fichas ni pensar en una sucesión adelantada. Delfina seguirá los cuatro años que restan, y ya dejó claro que lo hará con mano firme.
Ultimátum al gabinete: "A quien no le guste servir…"
El segundo mensaje fue una advertencia directa al equipo que estaba en las primeras filas: en esta administración no hay espacio para la simulación ni la mediocridad. “Servir es un honor que exige entrega y resultados”, dijo, y lanzó el mensaje que sonó como invitación al autoexilio: “quien no esté a la altura, quién no le guste servir, debe reflexionar si continúa o deja el cargo”.
Hizo ver como que lo dejaba a la conciencia de cada quien. Pero no fue así. Lo dijo porque ya tiene en la mira a varios. Sabe perfectamente quiénes no trabajan, quién no cumple y sólo ve pasar la vida desde su escritorio o en la grilla. Cómodamente. Los que estuvieron ahí, lo sintieron. Dieron acuse de recibo. Y no sólo los titulares de las dependencias: el aviso también va para los mandos medios y operadores que no han dado resultados.
“Nadie puede pedir favores en mi nombre”
El tercero, y quizá fue el más delicado, fue cuando Delfina Gómez pidió a la ciudadanía, ahí había líderes de todos los sectores sociales, denunciar cualquier acto de corrupción y fue tajante al afirmar: “nadie puede pedir favores en mi nombre”. “Eso yo no lo hago”, sentenció.
Este mensaje no fue improvisado. Vino de una preocupación concreta, probablemente por señalamientos internos o reportes que ya han llegado a su escritorio. Que no se sorprenda nadie si pronto vemos movimientos derivados de esta advertencia. Y es que cuando una gobernadora advierte que “la única voz que tengo es la mía”, es porque alguien más ya anda hablando como si fuera ella. Grave, muy grave, sin duda.
Baches, disculpas y un guiño a Sheinbaum
Como gesto político, que justifica a sus colaboradores, la mandataria también ofreció disculpas por un tema que parece menor pero que afecta a toda la población, los baches. Asumió la responsabilidad, aunque la atribuyó en parte a las lluvias. Pero fue más allá: comprometió que, junto con la presidenta Claudia Sheinbaum, esta problemática se atenderá desde un proyecto federal. Bien por la gobernadora, pues combinó la autocrítica con el respaldo institucional.
¿Y después del informe?
La parte final del evento tuvo algo de “no soy tan dura”: hizo levantar a su gabinete legal y ampliado para hacerles públicamente un reconocimiento “o que se les conociera … y darles una “sobadita” tras el regaño. Un gesto que causó buena impresión entre sus pares de Ciudad de México y Guerrero, Clara Brugada y Evelyn Salgado.
Sin embargo, la expectativa no acaba: se espera que tras las comparecencias por la glosa del informe, se den movimientos en el gabinete estatal. Delfina Gómez ya puso la vara alta. Y como ella misma lo dijo, aquí no hay espacio para la simulación.
El mensaje fue claro. Ahora viene la ejecución. ¿Quién se queda? ¿Quién se va? Las próximas semanas lo sabremos.
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