Por primera vez en la historia, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) será encabezada por una mujer: Martha Patricia Zarza Delgado. Esto por sí solo marca un hecho histórico, y debe celebrarse y gritarse. La doctora en Ciencias Sociales y licenciada en Diseño Industrial es electa para llegar a la rectoría en medio de una crisis que exige más que palabras y discursos. Requiere soluciones estructurales a corto, mediano y largo plazo, voluntad política y un liderazgo que llegue e inicie una auténtica transformación.
La nueva rectora, que hoy rinde protesta ante el Consejo Universitario, hereda una universidad resquebrajada. Los paros en 21 espacios académicos y los reclamos y protestas estudiantiles dejan ver claramente que la UAEMéx no sólo requiere de una reorganización a fondo, también de reconciliación.
Patricia Zarza, este 15 de julio logró legitimidad con el voto, sí, a través de un proceso democrático y participativo, pero tiene también la enorme responsabilidad de reconstruir los vínculos afectados por las protestas y reconstituir el tejido universitario. Por supuesto que no será fácil, sobre todo porque asumirá la rectoría en condiciones complejas, ante la inconformidad y el desgaste de las autoridades universitarias, antes inalcanzables.
Una de las situaciones y pendientes para quién será la nueva rectora es, sin duda, todavía el movimiento estudiantil, el cual detonó este cambio.
Como ella misma lo dijo en su primer discurso, el “¡ya basta!” de las y los jóvenes no fue un berrinche ni un capricho, sino una denuncia por cansancio, por lo que ellos consideraron opacidad, exclusión y autoritarismo en las formas de llevar los destinos de la universidad.
Zarza Delgado tiene la oportunidad histórica de consolidar un cambio para atender ese legítimo reclamo y realizar las reformas necesarias con presupuestos participativos, transparencia en la asignación de los cargos y estar abierta al diálogo, no solamente con el estudiantado, sino con todos los sectores universitarios.
En lo que fue su primer mensaje, tras conocer parte de los resultados de la elección, Patricia Zarza mostró estar abierta a trabajar con quienes fueron sus contendientes. Ya lo habíamos dicho aquí, podría constituirse un dream team. Tendió la mano y dejó claro que su visión incluye “diálogo horizontal y escucha activa”. Ya se verá más adelante si esas palabras no se diluyen. Refiriéndonos a las aspirantes Maricruz Moreno, María José Bernáldez y Laura Benhumea.
Eso sí, hay que tomar en cuenta que ya no es tan fácil que las y los estudiantes crean en las buenas intenciones. Quieren hechos, necesitan aulas en buenas condiciones, espacios dignos, equipo adecuado para enfrentar los avances en tecnología e inteligencia artificial, y, sobre todo, una voz real y que ellos consideren de peso y legitima en la toma de decisiones.
Claro que dato más preocupante de la elección fue la poca participación estudiantil: solo 20 por ciento acudió a las urnas a emitir su voto. Irónico si consideramos que fueron justamente las protestas las que empujaron este cambio. Esto refleja que aún hay apatía. Que los administrativos hayan votado 80 por ciento sugiere un interés del sector por un real cambio también.
Como mujer, Patricia Zarza enfrentará un escrutinio que no tienen los hombres. Habrá quienes evalúen cada una de sus decisiones con un sesgo de género, con lupa, lo cual es muy injusto, aunque también inevitable.
Habrá quienes la criticarán y señalarán. Pero son precisamente esas voces a las que debe cerrar sus oídos. Pero bueno, hay quienes encasillarán su rectorado solo en tema de género. Pero allá ellos, porque lo que debe verse es el futuro de una institución pública que debe modernizarse sin perder su esencia crítica, plural y humanista.
Su llegada representa un nuevo capítulo, sí, pero también abre una oportunidad de replantear el modelo de universidad que se quiere y requiere. Debe ser una administración que no sólo sea capaz de administrar crisis, sino generar consensos que permitan sacarla adelante. Debe ser capaz de evitar repetir los vicios del pasado, capaz de reformar, de acercarse a los diputados para cambiar lo que se requiera.
Zarza Delgado tiene ante sí un ambiente difícil en estos momentos, pero también la oportunidad de darle mayor fuerza y lograr verdaderos cambios. La UAEMéx necesita una rectora que escuche, que dé respuestas, que resuelva, que decida. Una autoridad que se abra al diálogo y que firme para decir “esto se puede, esto no”. Hoy comienza una nueva etapa para la Universidad Autónoma del Estado de México, por el proceso, por tener a la primera mujer, pero también, segura estoy, a la que no será la última.
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