Como sucede cada temporada de lluvias en el Estado de México, las calles en muchos de los municipios se convierten en ríos imposibles de transitar, que atrapan, y llegan a provocar grandes tragedias. Casas anegadas, la familia con pérdidas de su poco patrimonio, autos flotando y ciudades paralizadas.
De ninguna manera es casualidad ni un tema de castigo divino, es el resultado de décadas desatención, corrupción, mala planeación, negligencia, no sólo de funcionarios municipales, sino estatales de las áreas de agua, desarrollo urbano, incluso de protección civil, sumado a una ciudadanía irresponsable, desinformada o indiferente.
Las inundaciones en municipios como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla o Chalco no sorprenden; son, lamentablemente, resultado de la inacción de gobiernos pasados que invirtieron poco en infraestructura, lo mismo que la Conagua y la CAEM. Hoy, las y los alcaldes en turno son quienes sufren las consecuencias.
Sin duda, el crecimiento urbano desordenado es uno de los factores más críticos. Recordemos las tragedias ocurridas en el Cerro del Chiquihuite y todos los asentamientos humanos irregulares en laderas, montes, áreas de peligro para las familias. Durante años, se han otorgado permisos de construcción en zonas de alto riesgo, sea por intereses políticos o económicos.
Para nadie es un secreto que se han edificado fraccionamientos sin planeación hidráulica, invadiendo cauces naturales, laderas o zonas de recarga de acuíferos. El valle de México ha crecido más rápido de lo que sus sistemas de drenaje pueden aguantar.
Y a todo esto hay que sumar la falta de mantenimiento e inversión en infraestructura por parte de la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM). Cada año, los millonarios presupuestos parecen insuficientes, y eso deberá explicarlo la actual titular Beatriz García Villegas, porque los drenajes siguen colapsando y apenas comienza la temporada de lluvias. ¿Qué más nos espera a los ciudadanos cuando las y los alcaldes ni siquiera reciben respuestas?
Pero hay que decirlo también, no toda la culpa la tienen los gobiernos. La gente tiene que asumir esa responsabilidad que le corresponde. Debe dejar de tirar basura en los ríos, cañadas y barrancas. Desde pañales, botellas, bolsas, muebles, llantas, colchones y hasta animales muertos tapan los drenajes con consecuencias devastadoras, como ya lo hemos visto y vivido en muchas ocasiones.
Es urgente, de verdad urgente, que los gobiernos trabajen en lo que les corresponde. No se trata de reaccionar, sino de prevenir y corregir algunas cosas. No destruir lo bien hecho, como ha sucedido en San Mateo Atenco, donde ya se había encontrado la forma de no inundarse y la CAEM retiró el sistema de bombeo provocando daño mayor, como ya se vio.
No es tema de partidos, ya lo dijo Ricardo Moreno, alcalde de Toluca, los municipios se pueden coordinar y resolver, pero no será posible sin el apoyo estatal y federal. Deben establecer planes de desarrollo urbano adecuados. Dentro de sus posibilidades, reubicar a la población establecida en zonas de riesgo. Sus Atlas los tienen y muchos ni siquiera los ven. ¿Qué esperan? ¿Una gran tragedia?
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