En ocasiones, enfrentar las complejas realidades sociales requiere replantear nuestra forma de entender e interpretar los acontecimientos cotidianos con ópticas novedosas que permitan abordar de mejor manera dicha situación. Para el replanteamiento, en muchas ocasiones se sugiere regresar al origen, es decir, desdoblar una problemática para plantear alternativas de solución distintas para problemas imbricados.
En este sentido, vale la pena recordar la fábula griega de donde proviene la acepción de nudos gordianos. El historiador griego Plutarco escribió entre los años 96 y 117 de nuestra era un conjunto de biografías de personas ilustres, de la época griega y romana antiguas. En estas historias, destaca la de Alejandro Magno y el relato en torno al elemento que enmarca el título de esta columna.
En esta narración antigua se establecía que en algún momento de la historia cruzaría por el este de la ciudad de Frigia (hoy Turquía), un hombre al cual se le posaría un cuervo en el hombro; esa sería la señal para identificar al nuevo rey de dicha población.
Quien lo hizo, fue un humilde pastor, Gordias, que cruzó la ciudad en un carro tirado por dos bueyes y fue sobre el yugo de los animales que se posó el cuervo y, por lo tanto, fue coronado. Caso curioso resultó que fue imposible quitar el yugo de la carreta, el oráculo externó que quien desatara el nudo de Gordias, dominaría toda Asia.
Pasaron cerca de 500 años sin que el nudo pudiera ser desatado. Cientos de personas lo intentaron y todas fallaron en el intento, se usaron todas las posibles estrategias e ideas, pero ninguna tuvo éxito, hasta que llegó Alejandro Magno. Sabedor de la leyenda y con su ímpetu de conquistador, desenvainó la espada y de un solo tajo, cortó el nudo y liberó el yugo. El resto de la historia y las conquistas del rey macedonio son de sobra conocidas.
Con base en lo anterior, planteo tres ideas para la reflexión sobre nuestro contexto actual:
I. Los problemas complejos invitan a pensarlos con enfoques abiertos, creativos e innovadores. Pretender que las cosas se resuelvan “como en el pasado”, o “como siempre se ha hecho”, limita las posibilidades de resolución efectiva.
II. La mejor forma de desatar un nudo gordiano es atreverse a hacer las cosas de manera distinta. Las soluciones tradicionales enfrentan un esquema de auto selección de alternativas, que agudizan más el nudo, antes de siquiera comenzar a desatarlo. Por eso la importancia de arriesgarse a transformar, a buscar diferentes enfoques y perspectivas. Sólo así, se incluyen en la mesa nuevas opciones y posibilidades para desenredar los nudos.
III. Las soluciones sencillas son las más prácticas. Cerca de cinco siglos llevó a los antiguos griegos tratar de resolver un reto, al entonces joven emperador macedonio, sólo un instante.
Dar vueltas a las problemáticas, sólo lleva a alargar las decisiones y, por ende, a agrandar las complejidades. Queda entonces pues iniciar a atender dichas problemáticas complejas con claridad de ideas, sin ataduras pasadas y con determinación y decisión para resolver.
De nada servirá quedarse sólo viendo al nudo, esperando que sólo se desate, se necesita acción, ímpetu y ganas de resolver el enigma. Sin duda, la historia nos sigue arrojando respuestas a nuestras inquietudes cotidianas. Ojalá y el nudo universitario se resuelva pronto, la historia nos arroja algunos destellos de cómo hacerlo.
@BAlmarazC
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