La UNESCO publica la revista Educación Superior y Sociedad y es editada por el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC). En su número 35, la investigadora de la Universidad de Guadalajara, Rosa Alicia Rojas Paredes, hace un trabajo interesante para conjuntar los planteamientos de la UNESCO para la educación superior hacia el 2050. Entre estos planteamientos hay tres que quisiera retomar:
I. Construir nuevos contratos sociales para la educación. Se debe partir de una nueva realidad social y ambiental en la que se enfrenta una crisis ambiental, el desencanto con los valores democráticos y el auge de nuevas tecnologías que abonan a la inequidad y la inclusión. En este sentido, la UNESCO plantea dos principios en los cuales establecer el nuevo contrato social para la educación: garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de la vida y reforzar la educación como un bien público, es decir, un bien de impacto y alcance colectivo.
II. La educación es un proyecto social que debe ampliar sus alcances. El proyecto público de la educación va más allá del ámbito financiero, organizativo y de gestión. Debe buscar desdoblarse hacia los distintos participantes, profesores, jóvenes, grupos sociales, empresas, asociaciones civiles a fin de plantear mejores escenarios de desarrollo y bienestar comunitario. La educación construye propósitos comunes y permite que los individuos y las comunidades florezcan juntos. Este énfasis en la participación es lo que refuerza la educación como bien común: una forma de bienestar compartido que se elige y se consigue colectivamente.
III. Pensar más allá de los limites. Con base en la publicación “Perspectivas sobre los futuros de la educación superior hasta 2050”, que es resultado de una amplia consulta con expertos y conocedores del sector, la ruta es muy clara: promover una responsabilidad activa humanista, la promoción de la sustentabilidad, la diversidad intercultural y epistémica, así como las interconexiones a múltiples niveles.
Construir un nuevo contrato social para la educación es un esfuerzo social compartido, la educación crea propósitos comunes y permite que los individuos y las comunidades se desarrollen conjuntamente. Un nuevo contrato social para la educación comprende también un compromiso de la sociedad en general de incluir a todos en los debates públicos sobre la educación.
Un nuevo contrato social para la educación, con perspectiva de futuro, debería llevarnos a pensar diferente sobre el aprendizaje y las relaciones entre alumnado, profesorado, los aprendizajes, el conocimiento y la sociedad, para tal efecto hay que reorganizar los sistemas educativos y sus instituciones educativas. Es momento de comenzar a pensar hacia dónde encauzar los esfuerzos sociales que nos lleven al objetivo máximo de lograr una educación transformadora que permita el bien común y el desarrollo integral de todas las personas.
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