Uno de los procesos electivos más importantes e interesantes es la elección del jefe de la Iglesia Católica. Con una tradición milenaria, han pasado cientos de años con un proceso que prácticamente sigue siendo el mismo que en 1268. Su misticismo y secrecía han permitido que surjan un sinfín de leyendas e historias que contextualizan estas definiciones.
El día de ayer, fue elegido Robert Francis Prevost como el sucesor número 267 de San Pedro. Es políglota, con presencia importante en América Latina, pues fue obispo en la provincia de Chiclayo, en Perú, durante nueve años. Esto lo vuelve un Papa cercano y con sensibilidad a la realidad Latinoamericana.
Me resulta muy interesante la elección del nombre que tendrá como Papa, León XIV. El último Papa con el mismo apelativo fue León XIII quien encabezó al catolicismo durante 25 años entre 1878 y 1903. Su estadía al frente de la iglesia es recordada por su encíclica Rerum Novarum, la cual sirvió como puente para llevar a la catolicidad hacia un enfoque progresista hacia la fe y la reforma social. Su papado se recuerda por impulsar una comunicación activa, una institución más accesible y mostrar apertura a la exploración de vínculos entre los temas seculares y científicos.
En este sentido, planteo tres elementos relevantes sobre el nuevo papado:
I. Factor de equilibrio y unidad. León XIV será un eslabón entre la parte más conservadora y la corriente progresista. Sus posicionamientos siempre se han dado en una lógica de la prudencia y la sensatez, lo cual genera recepción positiva entre una iglesia altamente polarizada después del papado reformista de Francisco I.
II. Perfil cercano a la comunidad católica. Robert Prevost es un sacerdote misionero de la orden de los agustinos. Cuenta con una doble nacionalidad, estadounidense y peruana. Además, tiene una licenciatura en matemáticas, con especialidad en filosofía por la Universidad Villanova en Pensilvania; así como un doctorado en derecho canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma. Es un hombre sensible a la ciencia y al conocimiento.
III. La discreta, pero efectiva, labor pastoral. Con una presencia de más de 10 años en Perú, su labor se ha vinculado con temas de alta relevancia, como la pobreza, la migración y la apertura de una de las instituciones más longevas de la humanidad. Otro elemento revelador es que no figuraba entre los favoritos para esta posición. Más bien considerado como un sacerdote muy efectivo, pero altamente discreto. Un perfil que no se ve, pero se siente su presencia.
Así, con esa experiencia y condición, se cumple una vez más el ritual papal. El mundo noticioso se vuelca a entender y explicar este proceso. Hoy, como casi siempre sucede en la iglesia y en el mundo real, quienes se apuestan como seguros ganadores reciben un golpe de realidad que el cónclave y el Espíritu Santo suelen propinar: “quien entra como papa, sale como cardenal”.
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