Dicen que hablar de fútbol es como hablar de política o religión: todos opinan, pero nadie está conforme con la opinión de los demás. Una plática sobre estos temas puede ser tan controvertida que, incluso, los aficionados llegan a agresiones verbales y/o físicas.
Sin embargo, mis estimados lectores, esto no sucederá en esta columna, pues lo único que pretendo es que sea un momento importante de reflexión sobre lo apasionados que somos los mexicanos con el fútbol.
Este deporte, que antes era considerado solo para los hombres, hoy lo disfrutan familias completas, que se suman a esta afición y forman parte de esos 90 minutos —y a veces más— para convivir sanamente entre ellos.
Los jugadores tienen un salario y un bono por cada gol que anotan, además de los patrocinios que reciben, que en muchos casos son millonarios. En cambio, los aficionados ganamos solamente emoción… pero muchas veces perdemos hasta la dignidad por “diversión”, derivada de múltiples apuestas. Se apuesta la cabellera, el dinero, el orgullo… y estoy segura de que muchas cosas más.
Así que lo único que compartimos jugadores y aficionados es el llanto. Porque, en la mayoría de los casos, se llora: se llora de alegría o de tristeza, porque ganó o perdió nuestro equipo.
El domingo, en la capital mexiquense, se vivió el furor de la afición vibrando y gritando: ¡Toluca campeón! Gracias a la organización logística del presidente municipal de Toluca, Ricardo Moreno, quien se puso la camiseta y apoyó a la afición con pantallas, un espectáculo lleno de diversión y un operativo de seguridad para que los mexiquenses —y, por qué no, paisanos de otros estados— pudieran disfrutar de la euforia que trajo el campeonato de nuestro equipo.
Nuestra gobernadora celebró en el Estadio Nemesio Diez el campeonato del Toluca FC, que, con goles de Luan García y Alexis Vega, derrotó 2-0 al América. Así se definió el marcador final del torneo Clausura 2025, consolidando al Club Deportivo Toluca como uno de los equipos más exitosos en la historia de la Liga MX, al haber logrado más títulos de liga que varias instituciones con mayor presencia histórica en el fútbol nacional.
Después de 15 años de larga espera, los Diablos Rojos lograron obtener su onceavo campeonato, consolidándose como el tercer club más ganador en la historia del futbol mexicano, solo superado por el América (16 títulos) y las Chivas del Guadalajara (12 títulos). Esta triada de equipos pamboleros ha rebasado la decena de títulos en la liga mexicana, por lo que este triunfo no fue una casualidad, sino el resultado de una lucha permanente por obtener un título más en la Liga MX.
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