Hoy es bastante preocupante ver que, en nuestro país, no solo incrementa el embarazo adolescente, sino que incrementa considerablemente el embarazo en las niñas de entre 10 y 14 años, pues mientras deberían estar estudiando la primaria o la secundaria, su cuerpo vive cambios vertiginosos y su cerebro también, al intentar procesar una nueva etapa de su vida, la de ser madres, cuando ellas no lo han pedido ni querido.

Estas niñas de tan solo 10 años de edad, hoy no solo están registradas como madres, sino que se convierten en ello como productor de un abuso, violación, embarazo forzado o incluso una falta de orientación institucional hacía las familias y evidentemente a ellas, quienes no tienen conciencia plena de lo que está pasando, ya que la mayoría de los casos, estos abusos son causados por hombres mucho mayores que ellas, es decir, hombres de hasta más de 50 y hasta 75 años de edad que abusan de la inocencia e incluso de las condiciones en las que viven (comunidades con alto y muy alto grado de marginación).

Estos “hombres” lo hacen como parte de sus “usos y costumbres” y por lo tanto es normal que estas niñas, quien en su mayoría son sus hijas, sean violadas y por qué no, tengan un embarazo a tan temprana edad.

Lo preocupante es el incremento de casos que se está registrando en México, según cifras de EL UNIVERSAL, en 2023 se cuenta con un registro de 3 mil 134 partos de niñas de 10 a 14 años, es decir, nacen 9 bebés por día, lo cual no es una cifra menor y menos aún que el Estado de México sea de los principales estados en donde se están suscitando estos casos.

El Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (OSAR) se dio a la tarea de realizar una investigación en la que dio seguimiento a 20 niñas embarazadas entre las edades de 10 a 14 años de diferentes estados del país, con el objetivo de identificar el impacto del embarazo en su salud física, mental y social o incluso peor, tener como desenlace la muerte de las niñas y sus productos.

El estudio determinó que después del embarazo, el 100% de las niñas son víctimas de violencia, principalmente psicológica; sumándole la violencia física, sexual y económica. El 50% de las niñas presentaban una estatura por debajo de 1.50 metros, y en el 60% de estos casos, un peso pregestacional menor a 45 kgs, factores considerados como de riesgo para tener un recién nacido de bajo peso, pues derivado de ello, el 25% de los casos, los recién nacidos presentaron bajo peso al nacer, el cual conlleva a un riesgo de fallecer durante el primer año de vida hasta 14 veces más probabilidades que los recién nacidos con peso normal.

Sin embargo, y a pesar de las consecuencias, las niñas son forzadas a asumir un rol de mujeres adultas, con las responsabilidades reproductivas e incluso domésticas, adquiriendo prioridad por encima de sus derechos a la salud, a la vida, la educación, a vivir libres de violencia, a la integridad y a la autonomía. Anulando así la posibilidad de que ellas puedan tomar una decisión en torno a su vida, ya sea por desconocimiento propio de la edad o por impedimento de su familia o de la comunidad, argumentando los usos y costumbres de ellos.

La infancia es y debería de ser un momento único en la vida del ser humano y más para las y los niños, pues cada etapa de nuestra vida marca determinantemente el futuro de cada persona, pero la violencia sexual, la falta de conocimientos, las malas prácticas de los usos y costumbres, le arrebatan la vida a las niñas y adolescentes.

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