En México, salir de la pobreza es casi imposible. El Informe de Movilidad Social en México 2025, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), revela que el lugar de nacimiento influye significativamente en las oportunidades para superar esta condición.

Las diferencias regionales profundizan las desigualdades sociales; a ello se suma la brecha de género, pues las mujeres, al tener menor movilidad social y menos oportunidades laborales, ven más mermada su economía.

De acuerdo con el informe, el 73% de quienes nacen en el 20% de los hogares con menos ingresos permanecen pobres, es decir, siete de cada diez mexicanos que nacen en pobreza siguen en esa situación.

Desafortunadamente, esta realidad que aqueja al sur del país también impacta de manera importante al sur del Estado de México, y en menor medida al norte.

Aunque el CEEY propone diseñar políticas públicas con enfoque en movilidad social que incorporen criterios como género, nivel educativo, condiciones económicas y regionales, éstas no serían suficientes. Uno de los principales factores de cambio debería ser el sistema educativo, que debe fungir como motor de transformación para las comunidades más alejadas y con altos niveles de marginación, ubicadas principalmente en el sur mexiquense.

El lugar de nacimiento no debería determinar el destino de una persona, pero quienes provienen de familias con estudios menores al nivel básico tienen muchas menos posibilidades de alcanzar un mejor nivel económico para sus familias y su descendencia. Este fenómeno impacta significativamente a nuestro estado: según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2020 aproximadamente el 48.9% de los habitantes del Estado de México vivían en pobreza —más de 8 millones de personas— y de éstos, más de 1.4 millones se encontraban en pobreza extrema.

Esta población no sólo padece carencias alimentarias, sino también rezago educativo, falta de acceso a servicios de salud y condiciones precarias de vivienda.

Si bien los municipios con mayor número absoluto de personas en situación de pobreza son Ecatepec de Morelos y Toluca, esto responde a su gran tamaño poblacional. En cambio, en los municipios del sur, aunque su población es menor, el porcentaje de habitantes en pobreza y extrema pobreza es mucho más alto, lo que refleja una desigualdad más profunda y localizada.

Afortunadamente, durante la administración de la maestra Delfina Gómez Álvarez, gobernadora del Estado de México, se han puesto en marcha programas sociales orientados a combatir estas desigualdades, como Niñez Indígena con Bienestar, Alimentación para el Bienestar, Mujeres con Bienestar, entre otros, que ponen en el centro la atención a los grupos más vulnerables.

Estas acciones representan un avance importante, pero también un recordatorio de que erradicar la pobreza requiere un esfuerzo sostenido, integral y con una visión de justicia social que siga priorizando a quienes históricamente han sido olvidados: las comunidades del sur del Estado de México.

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