Cuidar nuestro cerebro se ha vuelto una necesidad imperiosa. Ir al psicólogo o al psiquiatra ya no es “cosa de locos”, como se decía hace muchos años. Hoy, acudir a estos especialistas es fundamental para nuestra salud mental. En este contexto, la neurología ha cobrado gran relevancia en los últimos años, pues el cerebro es el centro de mando del cuerpo humano: coordina y regula las funciones vitales, así como los procesos cognitivos y emocionales.
El cerebro controla nuestros pensamientos, habla, memoria y emociones, determina nuestra personalidad y regula el movimiento del cuerpo. Además, coordina sistemas complejos como la respiración, la digestión, la circulación, la respuesta inmunitaria y más.
Por eso, cuando nuestro cerebro está sobrecargado, es fácil que se altere el estado de ánimo, aumenten la ansiedad, la irritabilidad, los cambios de humor y la sensación de desorden general, lo que provoca un comportamiento impulsivo y un descontrol emocional que puede llevar a la enfermedad, no solo del cerebro, sino del cuerpo entero.
El cerebro también necesita descansar para que las neuronas funcionen de forma organizada y puedan regular los pensamientos, las emociones, la conducta, el movimiento y las sensaciones corporales. Esta pequeña pero compleja masa arrugada de tejido combina la información sensorial para coordinar nuestros cinco sentidos, lo que hace fundamental hablar de la salud cerebral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud cerebral como “el estado del funcionamiento cerebral en los dominios cognitivo, sensorial, emocional y motor, que permite a las personas alcanzar su máximo potencial a lo largo de la vida”. Este concepto va más allá de la ausencia de enfermedades: incluye todas las funciones necesarias para afrontar los desafíos de la vida con autonomía y calidad.
Un cerebro sano mejora nuestra capacidad para pensar, aprender, recordar, tomar decisiones y gestionar emociones. También influye en nuestras relaciones, productividad y bienestar general, además de reducir el riesgo de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y los accidentes cerebrovasculares.
Para mantener un cerebro sano no basta con dormir bien. También es esencial llevar una alimentación balanceada, hacer ejercicio físico y mental mediante actividades como la lectura, la escritura, aprender un idioma, socializar o realizar juegos que fortalezcan las conexiones neuronales. Igualmente, es clave evitar sustancias dañinas como el alcohol, el tabaco y las drogas.
Mantener un cerebro sano nos permite vivir una vida larga y plena, evitando los problemas cognitivos y físicos que trae consigo una mala salud cerebral.
Celebrar el Día Mundial del Cerebro nos ayuda a crear conciencia sobre las enfermedades neurológicas, que afectan a millones de personas —no solo a los adultos mayores— e impiden que cumplan con las exigencias de la vida cotidiana. Estos trastornos son la principal causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en el mundo.
El compromiso de los sectores de salud debe enfocarse en desarrollar acciones que, como señala el Prof. Wolfgang Grisold, presidente de la Federación Mundial de Neurología, “protejan el bienestar neurológico desde las primeras etapas del desarrollo, durante la infancia, la edad adulta y la vejez”. También es fundamental promover la equidad en la atención neurológica, apoyar a las familias y construir un mundo donde la salud cerebral sea una prioridad compartida, sin importar la edad ni el lugar donde se viva.
Síguenos en nuestras redes sociales:
Instagram: @eluniversaledomex, Facebook: El Universal Edomex y X: @Univ_Edomex