Desde los años 50, cada tercer domingo de junio en México, las familias esperan ansiosas para celebrar el Día del Padre. Sin embargo, en estos tiempos la celebración puede tornarse complicada, pues en muchas ocasiones ya no hay a quién celebrar.
Aunque el domingo es el mejor día para festejar a los papás —por ser trabajadores incansables que proveen a sus familias— lo ideal es que esta celebración se dé cuando toda la familia pueda reunirse, es decir, en un día sin prisas, sin estrés, sin escuela ni trabajo. Así, podemos honrar y valorar todo lo que hacen por sus hijas, hijos e incluso hijos adoptivos… siempre que, por supuesto, ejerzan esa paternidad.
Hoy en día, la figura paterna no se limita a proveer. Cada vez se valora más su papel como educador, cuidador, acompañante. Es decir, como una presencia activa en la vida de sus hijos, especialmente en la etapa de la adolescencia, cuando más se necesita guía y contención emocional.
Este cambio en el rol del padre, de proveedor a figura presente y consciente, se ha dado, entre otras razones, gracias al mayor involucramiento en la educación inicial y crianza. Hoy sabemos que los padres son pieza fundamental en el desarrollo emocional de sus hijos.
No obstante, esta conciencia no ha sido suficiente. Tristemente, cada vez es más evidente la gran ausencia de muchos padres de familia, ya sea por fallecimiento, separación, divorcio, largas jornadas o traslados laborales, negligencia emocional o violencia familiar. Existen padres que están ausentes no solo económicamente, sino también afectivamente. Padres que no participan en la vida de sus hijos ni comparten con ellos sus momentos más importantes. Y es que la paternidad es tan crucial como la maternidad.
Pero también está el otro lado de la moneda: los papás profundamente involucrados, aquellos que entienden el valor de su presencia, que ejercen una paternidad comprometida, que incluso asumen el rol materno o son papás solteros a cargo del 100 % de la crianza.
Alejandra Salguero Velázquez, especialista en temas de paternidad, familia y género, e investigadora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM, explica que la presencia y ausencia paterna en la actualidad están relacionadas con los cambios socioculturales y las nuevas formas de relación en las parejas heterosexuales. Ella argumenta:
“Quizás en otra generación las mujeres aguantaban más, eso es totalmente cierto; con todo este cambio de ideología en torno a la autonomía de las mujeres, la independencia económica y demás, no están dispuestas a hacerlo. Y en ese sentido, el discurso de algunas mujeres es: "mejor sola con mis hijos y los saco adelante”.
Así que, en este Día del Padre, celebro a quienes asumen el compromiso de ser papás, se llamen papá, mamá, hermano, tío, abuelo o padrastro, porque gracias a ellos, niños, niñas y adolescentes logran sobrellevar mejor la ausencia de sus padres biológicos, incluso cuando estos están presentes físicamente, pero ausentes emocionalmente.
Y felicito aún más a los padres que entendieron que la relación padre-hijo o padre-hija (independientemente de la relación de pareja) debe continuar y no debe afectar el desarrollo económico, psicológico ni emocional de sus hijos.
Así que, papás, ¡no apliquen esa famosa frase que dice: “presencia o ausencia, según conveniencia”!
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