En Toluca, como en muchas partes de México, el pasado 2 de octubre se llevaron a cabo movilizaciones con motivo del 57° aniversario de la masacre de Tlatelolco de 1968, evento que marca la memoria política y estudiantil nacional.
En la capital mexiquense, la marcha comenzó en la Facultad de Contaduría de la UAEMéx y recorrió diversas avenidas hacia el centro de Toluca, con la participación de estudiantes universitarios y colectivos, entre ellos el denominado “bloque negro”, que exigía justicia, memoria histórica, rechazo a la represión y solidaridad con otros conflictos nacionales.
Este grupo de manifestantes encapuchados, pertenecientes al “bloque negro”, realizó actos vandálicos y agresiones: quemaron una patrulla, vandalizaron sucursales bancarias, cafeterías, tiendas y edificios administrativos, como símbolo de “protesta”, según sus propias palabras. Agredieron a policías argumentando que tenían derecho a la libertad de expresión; nada más lejano al verdadero significado de libertad de expresión.
La capital del Estado de México se veía engalanada con el inicio de la Feria y Festival Cultural del Alfeñique 2025, así como con la Feria del Libro del Estado de México, ambos eventos visitados por cientos de ciudadanos mexiquenses, mexicanos y extranjeros que acudieron a disfrutar un momento en familia y con amigos, de forma sana y tranquila. Sin embargo, esa tranquilidad pudo haber terminado en tragedia debido al “bloque negro”, que tenía la clara intención de amagar no solo a las autoridades, sino también a la ciudadanía: hombres, mujeres y niños que estuvieron en peligro por culpa de unas decenas de personas encapuchadas.
Estos “jóvenes” iniciaron enfrentamientos en contra de la policía municipal, reportándose choques entre los manifestantes (no todos) y los elementos policiacos, quienes únicamente buscaban salvaguardar la integridad de cientos de personas que se encontraban en el primer cuadro de la capital. Los encapuchados estaban armados con tubos, martillos, pintura, bombas molotov y otros artefactos con los que lograron lastimar e incluso humillar al cuerpo policiaco, que lo único que buscó fue cuidar a la ciudadanía, al comercio, a los habitantes y a los visitantes.
Estos “jóvenes estudiantes”, ahora víctimas, aseguran que fueron agredidos por los policías solo porque no se les permitió actuar con libertad. ¿Con libertad de agredir? ¿Con libertad de dañar el patrimonio cultural, municipal y estatal? ¿Con libertad de profanar la tranquilidad y los derechos de los ciudadanos? Ahora resulta que ellos tienen derecho de expresarse, y nosotros, el deber de dejar que nos agredan.
¿En qué momento la libertad de expresión se deformó? El derecho de una persona termina donde comienza el de otra.
No podemos permitir que las marchas se llenen de vandalismo. No podemos permitir que quienes se dicen “estudiantes” se victimicen y agredan a quienes cumplen con su deber: los policías. No podemos permitir la falta de respeto hacia la ciudadanía, y mucho menos hacia las autoridades.
Sin embargo, el municipio actuó con prudencia y no cayó en los actos de provocación por parte del “bloque negro”. Solo hubo firmeza y responsabilidad para proteger a quienes permanecían en el centro de la capital de Toluca, buscando, evidentemente, la paz.
Síguenos en nuestras redes sociales:
Instagram: @eluniversaledomex, Facebook: El Universal Edomex y X: @Univ_Edomex