Trabajar la concientización sobre la violencia que millones de mujeres y niñas viven en todo el mundo, es un trabajo que, sin duda, se debe de realizar con urgencia.
Y es que este día es importante porque la violencia contra la mujer sigue siendo una violación grave de los derechos humanos que afecta a mujeres de todas las edades, niveles económicos y culturas trayendo consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas, pero, sobre todo, porque muchas mujeres no denuncian por miedo, dependencia económica o falta de apoyo.
Porque ser mujer, especialmente en México, es muy complicado, por el machismo, por los estereotipos sociales, con las creencias religiosas, por la falta de acompañamiento emocional, porque no hemos podido construir lazos de apoyo (reales) entre mujeres, porque no estamos educadas y educados para trabajar la erradicación de la violencia.
Porque para eliminar la violencia en contra de las mujeres, tenemos que enseñar a los hombres a no violentarnos y también tenemos que enseñarnos a nosotras mismas a no violentar a otras mujeres, a no faltarnos al respeto, a apoyarnos, a tejer esas cadenas reales de soporte y es que no me canso de decir que muchas veces el peor enemigo de una mujer, es otra mujer; pero no vemos que esto no es una competencia de estilos, de cuerpos, de profesiones, cada una de nosotras somos únicas e inigualables.
Tenemos que levantarnos y ponernos de pie, ayudarnos unas a otras.
Si bien, ha habido avances, los índices de violencia continúan siendo alarmantes y con tristeza afirmó que el feminicidio es una problemática grave, ya que miles de mujeres viven violencia dentro del hogar: es decir, no solo las mamás son violentadas, sino también las niñas y las adolescentes.
Cuantos casos de violación a las niñas, por usos y costumbres no hemos visto… y lo peor que las mamás lo permiten con dolor e indignación.
Las mujeres no solo somos valiosas por nuestro cuerpo o por nuestra cara, pero la realidad es que la belleza no define a nadie, ni un filtro, ni un tipo de cuerpo, no somos objetos y no tenemos que permitir que nos falten al respeto violentándonos física, psicológica, emocional, sexual, económica o digitalmente e incluso llevándonos al femicidio.
Porque la realidad es que pocos se dan cuenta del gran trabajo que implica ser mujer: estudiar, trabajar, cuidar hijos, cuidar al marido, cuidar de ellas mismas, arreglar la casa: que lavar ropa, que hacer limpieza, que planchar, que cocinar, arreglarse ellas, arreglar a sus hijos y arreglar al marido… Hacer de comer, hacer ejercicio, cuidar a los papás y salir con toda esta carga emocional, a decirle al mundo: ¡aquí estoy!
Porque no tenemos que encajar en ningún molde, cada una de nosotras es única y poderosa.
Y es que la lucha de las mujeres es una lucha diaria y constante.
Porque la violencia de género no es un problema individual, sino social y estructural.
Segura estoy que muchas de nosotras hemos sufrido algún tipo de violencia y hoy somos sobrevivientes, por eso, el 25 de noviembre no es solo una fecha en el calendario, es un llamado urgente a reflexionar, a actuar y a comprometernos con la construcción de una sociedad donde las mujeres vivan libres de miedo y violencia.
La eliminación de la violencia contra la mujer es responsabilidad de todas y todos.
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