A las mujeres desde inicios de la humanidad se les ha asignado el rol de cuidadoras y quienes se dediquen a atender las necesidades del hogar. Este rol ha imperado tanto en la sociedad a tal grado que existen varones que con toda la libertad han decidido no ejercer su paternidad, dejando el cuidado y manutención total de las infancias a cargo de las madres, quienes, en muchas ocasiones, en lugar de ser apoyadas por la sociedad son juzgadas.
Ser madre autónoma en México y trabajar es una realidad que enfrenta una gran parte de la población femenina, marcada por la resiliencia y los desafíos. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía 2020 (INEGI), tres de cada diez hogares son encabezados por una mujer, lo que representa aproximadamente 11.5 millones de madres que son jefas de familia. Asimismo, se tienen datos que siete de cada diez madres autónomas son económicamente activas, siendo su empleo la principal fuente de ingreso para sus hogares.
Las madres autónomas en México realizan una gran contribución económica y social, son el sustento económico de sus familias, pero también son cuidadoras, por lo que desempeñan una doble jornada. Sin embargo, las mujeres jefas de familia enfrentan obstáculos considerables como la brecha salarial, siendo un reflejo de la discriminación y falta de reconocimiento a su doble rol. También hay una falta de apoyo para el cuidado de sus hijos e hijas, por lo que se resalta la urgente necesidad de guarderías públicas que sean accesibles y de calidad que permitan a las madres incorporarse al mercado laboral.
Uno de los aspectos más sobresalientes sobre los desafíos que enfrentan las madres autónomas en nuestro país es la doble jornada de trabajo, debido a que, además de su empleo remunerado, también asumen la totalidad de las responsabilidades del hogar y el cuidado de los hijos, actividades que no son reconocidas y por supuesto que también son invisibilizadas. Mientras que los varones que han decidido deslindarse de sus responsabilidades de paternidad no son juzgados por la sociedad y, en ocasiones, hasta es justificada su irresponsabilidad.
Sí, las madres autónomas se enfrentan a un gran número de desafíos, pero también nos han enseñado a resignificar la maternidad, rompiendo con el estereotipo de la familia tradicional, demostrando que el amor, la dedicación y la guía de una sola persona son suficientes para criar infancias exitosas y emocionalmente sanas. Desafían el estigma social y se convierten en un gran ejemplo de empoderamiento femenino, de independencia y de una fuerza inquebrantable que merece ser reconocida y celebrada. Porque son un pilar fundamental en la economía y la sociedad, por ello es de suma importancia no continuar ignorando sus desafíos, ya que de esa manera perpetuamos la desigualdad y frenamos el desarrollo. Por lo que, como sociedad tenemos la obligación de reconocer su lucha y brindarles un apoyo real.
Síguenos en nuestras redes sociales:
Instagram: @eluniversaledomex, Facebook: El Universal Edomex y X: @Univ_Edomex