Hablar de paternidad en la actualidad nos lleva a un análisis sobre las funciones que desempeña un padre con sus hijos e hijas, las cuales van más allá de un papel de proveedor; al respecto la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) define la paternidad como una relación compleja y multifacética entre hombres e hijos e hijas, que trasciende lo biológico e incluye dimensione sociales, culturales e históricas. Este tipo de relaciones en la paternidad se construyen a través de la práctica y la participación en la crianza, así como en el cuidado, la transmisión de valores y la provisión económica.
Hoy han quedado atrás, en gran medida, las ideas e imágenes del padre como el proveedor distante y como la figura de autoridad casi inalcanzable, porque las nuevas generaciones de padres están reclamando y construyendo un rol más presente que conecta emocionalmente y se involucra de manera activa en la crianza, porque le padre moderno busca ser cuidador, educador y un pilar emocional que participa activamente en el día a día de las infancias a su cargo.
A pesar de los avances y conciencia que algunos hombres han tenido con respecto a la paternidad y su ejercicio, en México aún nos enfrentamos a desafíos importantes para que los hombres puedan ejercer su paternidad de mejor manera, uno de esos aspectos es la licencia de paternidad, la cual es de cinco días hábiles con goce de sueldo, cuando la realidad nos arroja que, si bien, el padre no es quien ha tenido el parto, es el apoyo de la madre para el cuidado del recién nacido y, cinco días no son suficientes para cumplir con esa función.
Las nuevas paternidades son un fenómeno sociocultural que profundo y esencial que marca una ruptura con el modelo patriarcal tradicional, siendo un cambio impulsado por la búsqueda de equidad de género, el bienestar infantil y la propia necesidad de los hombres de experimentar una vida familiar más plena y significativa; asimismo, este modelo enseña a los niños que la masculinidad no está reñida con el cuidado, el afecto y la expresión de vulnerabilidad y que no hay roles de género en el hogar sino que se trata de una familia que se apoyo y colabora en todas las tareas.
Porque la transformación de los varones en esta nueva forma de ejercer su paternidad también les brinda el tener un crecimiento personal que rompe con el mandato de la masculinidad, en donde los hombres deben ser duros, no pueden llorar y solo deben cumplir con la función de proveer. Lo que se busca en las nuevas paternidades no es ser un “súper papá”, sino ser un papá real, presente, afectivo y corresponsable; es un proceso de desaprendizaje de viejas formas y de cambio cultural en donde se vea al padre como la figura que también cuida, cría y conecta emocionalmente con sus hijos e hijas.
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