Metepec, Méx. — La familia Hernández mantiene viva la artesanía local, como el. La ha modernizado y actualmente concentra la tradición hasta en un centímetro de barro, en una propuesta en miniatura que transformó la herencia de sus antepasados en piezas únicas.

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Dylan Hernández Vázquez, artesano de 29 años, forma parte de la cuarta generación que heredó el legado de su bisabuelo Pascual Hernández León y su abuelo Juan Hernández Cajero, quienes elaboraban jarros pulqueros, ollas de café y Árboles de la Vida.

Las piezas son pintadas a mano con pinceles finos / Foto: Arturo Hernández
Las piezas son pintadas a mano con pinceles finos / Foto: Arturo Hernández

Después, mi papá pensó que esos árboles grandes eran muy difíciles de transportar. Fue entonces cuando comenzó a hacerlos más pequeños, de 20 o 10 cm, que caben en una caja de zapatos. Y yo pensé: ¿por qué no se los llevan puestos?


cuenta Dylan, quien decidió llevar la miniaturización al terreno de la joyería artesanal

Alta demanda

Entre las creaciones más demandadas están:

  • Árboles de la Vida tradicionales
  • Juguetes típicos, que incluyen miniaturas de trompos, yoyos, piñatas y baleros
  • Aretes de barro, que llegan a medir un centímetro

Muchos clientes los compran porque quieren mostrarles a sus hijos o nietos lo que eran esos juegos tradicionales que ya no conocen. Y cuando no son creyentes, les parecen una buena opción


comenta Dylan

Pero más allá de la venta, el verdadero valor de cada pieza está en su carga emocional y creativa, el tiempo que le dedican a cada diseño, así como en la convivencia familiar que genera.

Luego nos dicen ‘muéganos’ porque estamos todos juntos. Trabajamos unidos para que todos sobresalgan. Eso es lo bonito del taller, el trabajo en conjunto y la historia que va detrás de cada pieza”


concluye con orgullo

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Las artesanías son únicas y hechas a mano / Foto: Arturo Hernández.
Las artesanías son únicas y hechas a mano / Foto: Arturo Hernández.

Un rol y una especialidad

Cada miembro de la familia dijo, tiene un rol y una especialidad. Uno se dedica a las muñecas de trapo, otro a los imanes, y Dylan, junto con sus hermanos, ha adoptado una técnica conocida como "pigmentado en crudo", en la que se colorea el barro antes de hornearlo, haciendo que las piezas salgan ya decoradas del horno.

El taller en Miniatura no es sólo un negocio familiar, es un legado vivo que, entre pigmentos, pinceles y barro, crece hoja por hoja, flor por flor, en cada diminuto Árbol de la Vida.

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