Toluca, Méx. — El crochet ha ganado popularidad en los últimos años, consolidándose como una tendencia clave en moda y artesanía gracias a su combinación de estilo vintage, sostenibilidad y creatividad. Además, se ha convertido en un negocio para muchos emprendedores, impulsado por redes sociales donde los artesanos comparten sus creaciones y comercializan piezas únicas como amigurumis o prendas tejidas.
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¿Qué son los amigurumis?
Los amigurumis, son pequeños muñecos tejidos de origen japonés, los cuales se han posicionado como una de las piezas más populares. Se caracterizan por sus cabezas grandes y cuerpos pequeños, lo cual les da una apariencia adorable. Más allá de su función decorativa, muchas personas los consideran compañeros emocionales.
“Prácticamente con crochet puedes crear lo que quieras”, afirmó Larisa Díaz, quien inició su negocio el año pasado y elabora muñecos, ramos de flores tejidos o ropa. La creación de un amigurumi toma entre seis y siete horas, mientras que piezas más complejas, como los ramos, pueden requerir hasta 12 horas de trabajo.
Me gusta la sensación de terminar algo nuevo y ver la cara de las personas cuando lo que hago realmente les gusta
comentó Larisa
Prendas tejidas
Las prendas tejidas también han ganado espacio en la moda, con tops, vestidos y accesorios que han pasado de las pasarelas a las calles. Gracias a su versatilidad, pueden adaptarse a diferentes estilos, como el bohemio, vintage y minimalista. Además, el crochet permite confeccionar piezas sostenibles con fibras naturales, lo que reduce el impacto ambiental de la moda.
Mercado en ascenso
El mercado del crochet sigue en ascenso debido a su atractivo y accesibilidad tanto para creadores como compradores. Estos productos pueden costar entre 50 y 500 pesos, aunque algunos alcanzan precios más altos debido a su nivel de detalles.
El precio depende de la dificultad de cada pieza, los materiales que se utilizan y el tiempo que tarda su elaboración
explicó María Dorantes, otra emprendedora del crochet
Además de facilitar el aprendizaje mediante tutoriales, las redes sociales son clave en la difusión y venta de productos. Larisa Díaz comercializa sus creaciones a través de su página de Instagram Crochet_O’Clock, mientras que María Dorantes utiliza su portal de Facebook Amigurumis Zumpahuacan.

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Fuera del aspecto económico, el crochet también tiene un valor emocional y terapéutico. “Es una forma de desconectarme del mundo y relajarme, me encanta crear cada pieza porque cada una es única”, expresó María.
Larisa, por su parte, destacó cómo el tejido le ha ayudado a reducir el estrés, aprender cosas nuevas y perfeccionar sus habilidades artesanales.
Muchas personas encuentran en el tejido un medio para expresar su creatividad y compartir su arte con el mundo. Poseer un artículo de crochet no sólo representa una tendencia, sino el aprecio por el esfuerzo y la creatividad de las artesanías hechas a mano.
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